martes, 25 de septiembre de 2018

El acuerdo - Argos



-Active a SK-37 cabo Robinsson, tenemos un código rojo en la zona sur-. Esas fueron las palabras del comandante de ingeniería e inteligencia artificial militar.
-¡Si señor!-.
-Hola cabo... Robinsson 287, comuníqueme la situación- Fue lo primero que dijo la maquina al abrir sus ojos. El cabo Robinsson miró al robot con extrañeza, se preguntó el porque del numero "287", fue tal su extrañeza que se lo preguntó al dispositivo SK-37. -¿Por qué me llamas así SK-37, por ese número?-. El robot, que estaba con la mirada perdida a unos 20 metros mas allá del cabo Robinsson, dirigió su mirada fría y vacía hacia sus ojos y le respondió.
-Disculpe cabo... Robinsson 287, pero no estoy habilitado para informar a nadie de su rango sobre archivos clasificados, ahora por favor, no trate de demorar mas el asunto y comuníqueme sobre la situación-. -Emn... si, si, a la orden SK-37, tenemos un código rojo en la zona sur, el comandante Watson quiere que vayas a resolver el asunto-. El robot volvió a mirar unos 20 metros más allá del cabo Robinsson y al paso de unos segundos, volvió su mirada hacia el cabo y le respondió con un movimiento de cabeza afirmativo y se dirigió a la zona sur de la planta a toda velocidad, parecía correr como un animal salvaje aunque sólo portaba dos piernas humanas.
   Cuando SK-37 llegó a la zona sur de la planta vio un cabo totalmente loco, atrincherado en un rincón de la fabrica de armas y municiones, disparando a discreción un fusil de asalto. Varios guardias intentaban detenerlo con armas eléctricas pero murieron en el intento. El SK-37 logró atravesar el campo de batalla sin ninguna dificultad, saltando mesas, cintas transportadoras, hasta esquivando cadáveres y balas. En cuestión de un minuto llegó hasta el cabo no identificado.
 -Hey pedazo de chatarra, más te vale que te alejes de mi y no intentes nada raro porque te vuelo la cabeza...-
El SK_37 respondió serenamente -Por favor suelte el arma, no te haremos daño, sólo arreglaremos la situación-
-Ni hablar, no te creo... sólo quiero irme de este lugar espantoso-
-¿Qué es lo que ocurrió cabo... Smith 164?
-¿Co... cómo es que sabes mi nombre pedazo de chatarra?
-Soy un robot diseñado para saber todo lo que quieren mis creadores que yo tenga que saber, Cabo... Smith 164.-
-Si sabes tanto. ¿Cómo salgo de aquí? ¿y que es esa mierda de 164, a caso es mi número de registro?
-Disculpe cabo...Smith 164, pero no estoy habilitado para informar a nadie de su rango sobre archivos clasificados, ahora por favor, no trate de demorar más el asunto y entréguese.
-Me lo imaginaba. Te ofrezco un trato pedazo de chatarra. Tu sabes como salir y yo sé algo que tu quieres saber y que no sabes, porque tus creadores no quieren que sepas...
-¿De qué se trata Cabo... Smith  164?
-Tú antes de ser el pedazo de chatarra con carne que eres ahora, fuiste en algún momento un hombre, de carne y hueso nada más, como yo y como todos estos cadáveres que están rodeándonos y como todos los guardias que están esperando que salga para dispararme.
El SK-37 se quedó unos instantes mirando a la nada, como lo haría cualquer ser humano desconcertado, entonces empezó a pestañear sucesivamente y con fuerza, como tratándose de un tic nervioso, se escuchaba a metros como sus circuitos craneales producían unos ruidos por procesamientos muy forzosos, tanto que hasta parecía salir humo de la oreja izquierda. Luego, cuando se repuso de la situación, volvió su mirada fría y vacía hacia los ojos del cabo Smith y dijo,
-Trato hecho, te ayudaré. Sígueme...¡Ahora!-

         Y salieron corriendo a toda velocidad, escapando ambos de los disparos eléctricos que le pasaban a centímetros de golpearlos, empezaron a subir unas escaleras y escucharon que una alarma ensordecedora sonaba. Smith trataba de seguirle el paso a SK-37 pero no se le acercaba ni diez metros que el SK-37 ya estaba diez metros más adelante. Corrieron por un pasillo y atrás se escuchaba que venían decenas de guardias armados y la alarma seguía sonando incansable. Corrieron hasta llegar a un ascensor muy grande y se dirigieron al piso más bajo, dónde estaba el cuartel general de ingeniería e inteligencia artificial militar.
-Un momento...- dijo Smith. -¿estamos yendo con el comandante?, ¿a caso me has tendido una trampa pedazo de chatarra?. El SK-37 como era de esperarse le respondió sin mirarlo y con serenidad en su hablar.
-No te he engañado cabo... Smith 164, el comandante es el único autorizado a salir de la planta y el único que autoriza quien sale y quien no sale de la planta, si queremos salir lo necesitamos-
El cabo Smith se quedó mudo. El SK-37 lo miró directamente a sus ojos y le preguntó. -¿y tú cabo...Smith 164, me estás engañando?, ¿cómo es que sabes que antes fui humano?
-Yo trabajo ensamblando armas, tu eres un arma, yo fuí uno de los que ayudó a ensamblarte y te reconstruimos a base de alta ingeniería mecánica y pedazos que quedaron de un tal Steven King o Stephen Kiddman o algo así, que se yo, he ayudado a hacer cientos como tú pedazo de chatarra, y todos son de carne muerta y circuitos...
Cuando el ascensor se detuvo había unos cincuenta soldados esperando a que salieran. A penas fueron vistos dispararon sus armas de electricidad.
El SK-37 fué diseñado cómo el arma inteligente más poderosa del mundo, pudo haber acabado con hasta cien soldados en cuestión de minutos. Pero los datos e información de los que estaba hecho se lo denegaban. Así que saltó esta regla golpeándolos y dejándolos inconscientes. En tan sólo unos segundos dejó inconscientes a la mitad de ellos y luego se mantuvieron escapando de los disparos como podían.
    Llegaron a la cabina del cuartel general donde se encontraba el comandante, y antes de que el comandante pudiera vociferar una sola oración, el SK-37 lo tomó por el cuello con una violencia infrahumana y le preguntó con su serenidad característica de una maquina fría y calculadora -¿Dónde está la tarjeta de acceso comandante... Watson 628?
-Ess...tan..rodeados- dijo el comandante articulando sus palabras como pudo. No mentía, afuera estaban todos los soldados de la planta. Alrededor de 800 soldados con armas de asalto y armas de energía eléctrica se dirigían a ellos. Sólo los separaba unos cuantos metros y una pared de una muerte segura.
           El comandante sacó de su bolsillo una tarjeta y se la entregó a Smith, el SK-37 soltó al comandante y en unos minutos estaban corriendo por un pasillo subterráneo dirigiéndose a la salida.
          Abrieron la puerta con la tarjeta de acceso del comandante y salieron a la luz solar sofocante del desierto. No había nada más al rededor que tierra, montañas, mucho viento y un helicóptero con un hombre de traje. Este hombre estaba acompañado de cinco uniformados a su alrededor apuntando con armas nunca antes vistas en la planta.
Los uniformados dispararon y el SK-37 tomó a Smith y saltó unos treinta metros. Los disparos de esas extrañas armas explotaron desintegrando todo a unos diez metros a la redonda y dejando un gran hoyo donde fue el impacto. El SK-37 se alejó junto con Smith en su espalda saltando increíblemente alto y corriendo a toda velocidad por el desierto, hasta ya no poder verse con ojos humanos.
         El comandante Watson por fin salió de la planta acompañado de sus soldados. Se dirigió a hablar con el hombre de traje. El comandante estaba apenado por lo ocurrido y se disculpó con el hombre de traje mil veces. El hombre de traje sin responder y ni siquiera ver a los ojos al comandante se subió al helicóptero en silencio con sus uniformados y ya estando en vuelo, sacó un dispositivo de extraña tecnología de un maletín y por fin habló, y dijo,
 -No quería que llegáramos a esto, fue un trabajo de largos años, es lamentable en verdad. Estos robots cada vez nos traen más problemas que soluciones... el presidente va estar furioso-, y apretó un botón del dispositivo.
         El comandante, los aproximadamente 800 soldados, el SK-37, Smith e inclusive toda la planta volaron en pedazos mientras el helicóptero se alejaba.

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