martes, 30 de julio de 2019

Oremos - Carmen JODRA

Líbranos de la pena porque ella destroza el corazón larvadamente y trae sombra a los ojos de los niños.
Líbranos de la dicha porque a ella le siguen siempre penas que la hacen aún más amarga que las penas mismas.
Líbranos del dolor que nos reduce a tristes bestias de ojos humillados que sólo buscan un rincón caliente.
Líbranos del placer que nos obliga a creer que este mundo es dulce y bueno justo hasta que salimos del encanto.
Líbranos del mal hado y la pobreza que nos azotan con mano invisible hasta que maldecimos nuestros nombres.
Líbranos del buen hado y la abundancia que vierten la ponzoña gris del tedio en la copa de oro del cinismo.

Hastío - Carmen JODRA

El bello mundo me produce asco. Si pudiera, lo haría saltar en pedacitos por los aires, y con él a mí misma.

Yo no pedí vivir; si Tú me hiciste, es tu culpa, no la mía. Atrévete a juzgarme si tu pobre criatura se suicida. 

Arte ilustrativo 
Jove Decadent (Decadent Girl) - Ramón Casas

¡Estériles! ¿Para qué lloras? - Carmen JODRA

¡Estériles! ¿Para qué lloras? Si nunca podrás tener nada. Si a demoras siguen demoras, y la explicación huye alada, y amargan tu lengua las moras aún en agraz. ¿Y pides un poco de paz?
El drama es mil veces más viejo que tú. Piensa en Grecia y en Roma, y aún más atrás. No me quejo: de siempre hubo cuervo y paloma y la lucha atroz. ¿Un consejo? Déjate estar. La muerte te vendrá a buscar.
Porque nunca llega el verano que endulce las moras agraces. Amor ni divino ni humano, ni salmos ni bromas procaces, ni artista ni amigo ni hermano te saciarán. Ni vino ni agua ni pan.
Ni esto, ni eso, ni aquello. Puedes probar cada camino: acaban en nada. El destello que un tiempo llamaste «divino» no es luz, y apenas si es bello. Es frío y cruel. ¿A qué preocuparse por él?
¿A qué tanta lucha, si luego el fin es a todos igual? ¿A qué este jugar con el fuego, si juegues bien o juegues mal la muerte es el premio del juego? ¿O es el castigo? ¡Estériles…! Llora conmigo.

Extravío

Mariana me pegó una cachetada que me voló los lentes de un lado de la habitación hacia el otro. Los demás presentes en la habitación, Pablo ...